Cobrar sin ir a juicio: el poder de la cláusula RIJ en los nuevos MASC
Cómo la cláusula antimorosidad del Registro de Impagados Judiciales se convierte en una palanca legal para acelerar cobros en la era de la eficiencia procesal
La cláusula antimorosidad RIJ en las comunicaciones MASC: una herramienta clave en la nueva eficiencia procesal
La entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/2025, de Medidas de Eficiencia del Servicio Público de Justicia, marca un antes y un después en la gestión del riesgo de crédito y recuperación de impagos en España. Como profesional, no puedo sino subrayar el valor estratégico de una figura legal que, sin necesidad de procesos judiciales, permite transformar una comunicación extrajudicial en una palanca efectiva de cobro: la cláusula RIJ.
Un nuevo marco para el recobro: MASC obligatorio y presión reputacional
El marco legal actual impone, como paso previo a la vía judicial, el intento de resolución extrajudicial de controversias mediante Mecanismos Adecuados de Solución de Controversias (MASC). Este cambio introduce una ventana de oportunidad: convertir esa primera comunicación en una acción disuasoria y legalmente solvente que incentive el pago voluntario.
Aquí es donde la cláusula antimorosidad del Registro de Impagados Judiciales (RIJ) cobra protagonismo. Su inclusión en la comunicación MASC permite al acreedor:
- Cumplir con el requisito de procedibilidad que exige la ley.
- Acreditar la advertencia fehaciente exigida para publicar la deuda en el RIJ.
- Reducir tiempos y costes al eliminar pasos intermedios.
- Aumentar la presión legal y reputacional sobre el deudor, elevando la tasa de éxito en cobros.
¿Qué es exactamente la cláusula RIJ?
Se trata de una advertencia expresa, incorporada por escrito, mediante la cual se informa al deudor de que su incumplimiento puede derivar en su inclusión en el RIJ, una base de datos vinculada al Consejo General de la Abogacía Española. Este registro, de carácter declarativo, tiene un impacto significativo en la reputación y acceso al crédito del deudor.
Para que la inclusión sea legítima, es necesario haber realizado una advertencia previa de forma fehaciente, conforme al artículo 20 de la LOPDGDD.
Aplicación práctica: integración en la comunicación MASC
Desde una óptica de gestión de riesgos, incluir la cláusula RIJ directamente en la notificación inicial de mediación o conciliación representa una solución de alta eficiencia. No solo simplifica el proceso, sino que maximiza el efecto disuasorio sin vulnerar el derecho de defensa del deudor.
Modelo sugerido de redacción:
“Se le advierte expresamente que, en caso de impago de la cantidad reclamada, y transcurrido el plazo legalmente previsto sin haber alcanzado acuerdo, su incumplimiento podrá ser objeto de inclusión en el Registro de Impagados Judiciales (RIJ), base de datos de morosos declarativos vinculada al Consejo General de la Abogacía Española, con los efectos reputacionales y jurídicos que ello conlleva, todo ello en cumplimiento del artículo 20 de la Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales.”
Caso real: eficiencia en cifras
Un caso práctico reciente (abril de 2023) muestra con claridad su eficacia: una deuda comercial en el sector logístico fue saldada en solo 19 días tras incluir la cláusula RIJ en la comunicación MASC. El deudor respondió en 72 horas, cerrando la disputa sin litigio, costes judiciales ni deterioro del crédito empresarial.
Este tipo de resultados refuerza el mensaje: la amenaza creíble de una publicación en el RIJ puede ser más efectiva que años de litigio.
Conclusión: hacia una gestión activa del crédito con respaldo legal
La cláusula antimorosidad RIJ no es una simple advertencia: es una herramienta operativa de gestión de impagos, que encaja perfectamente en la lógica preventiva de los departamentos de riesgos. En combinación con los nuevos MASC, ofrece una vía más ágil, menos costosa y jurídicamente sólida para proteger la liquidez empresarial sin agotar recursos en procesos judiciales prolongados.
En un contexto en el que el tiempo es dinero y la reputación lo es todo, aprovechar el marco legal vigente para recuperar deuda sin pasar por el juzgado ya no es solo posible: es recomendable.
